Historia

Jackie y Rómulo.
Por: Luis Román | Caracas, 06 de Mayo, 2017


En una conferencia dictada por el Profesor Claudio Fermín en el aula magna de la UCAB, con ocasión del desmentido de la muerte de Leopoldo López en cautiverio, el sociólogo narró una curiosa anécdota ocurrida entre Jackie Kennedy y Rómulo Betancourt, cuando la sofisticada Primera Dama Imperial visitara nuestro país, acompañada de su marido, para dejar instalada la Alianza para el Progreso y para darle personalmente las gracias al guatireño ilustre por proveer el petróleo para ganar la II Guerra Mundial. Fermín puntualizó que los hechos le fueron confiados por Ramón J. Velázquez que estuvo presente en el encuentro.

Según la historia, Jackie le preguntó a Rómulo, muy consternada, si era cierto que él era comunista y que por favor le explicara esa situación ya que ella no podía entender como un gobernante podía ser comunista y anticomunista al mismo tiempo.

Ante esta increpación, Rómulo miró fijamente a los ojos de su interlocutora, como si se tratara de Renee Hartman, acarició suavemente la barriguita de su inseparable pipa como quien acaricia la cerradura de la caja fuerte de un Ministerio y con su habitual timbrada y melodiosa voz comenzó su respuesta: “Yo he sido marxista leninista desde que estudiaba en el Liceo Andres Bello, formé parte del Partido Comunista de Costa Rica, del Partido Revolucionario Democrático de Curazao (PRD), de la Alianza Revolucionaria de Izquierdas de Colombia (ARDI), ayudé a organizar el Partido Comunista de Venezuela (PCV) y establecí buenas relaciones con el Partido Socialista Chileno. Yo creo en la dirección de la vida de la nación por un hombre notable que la encarne, en el control de la sociedad por el partido, en la disciplina partidista y la autoridad inquebrantable para regir al país hacia su propio destino, creo firmemente en el antiimperialismo, así como en el pueblo, los campesinos, trabajadores y estudiantes, como la masa que hace todo eso posible, con la dirección adecuada nuestra. En estos principios y valores, soy un leninista. Pero a diferencia de aquel, yo no creo en la lucha de clases, sino en la colaboración de clases. El control del partido se hace más eficaz y permanente a través de los pactos y acuerdos entre el partido, los propietarios y los trabajadores, que a través de la guerra civil. Por eso también soy un demócrata que cree en el diálogo. Mi bella dama, le resumo mi condición diciéndole que soy un hombre de pensamiento comunista y acción democrática. Aquellos que piensan y se comportan como comunistas, soy mis adversarios históricos”.

En la opinión de Ramón J. Velázquez, recogida por Fermín, la primera dama norteamericana quedó tan impresionada por la habilidad del Presidente venezolano para presentar contradicciones como si fuesen argumentos validos, que a partir de ese encuentro desarrolló un fuerte deseo erótico hacia hombres viejos, poderosos, feos, corruptos y autoritarios, tendencia que se realizaría plenamente un tiempo después, luego del asesinato de su marido, cuando cayó arrobada de amor entre los brazos de Aristóteles Onassis. Así lo cuenta la historia.

Rómulo Betancourt (izquierda), Jackie Kennedy (centro) y Jhon Kennedy (derecha).


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