El capitalismo internacional está en crisis, ocasión propicia para que las naciones que orbitan alrededor del imperio sumidas en un capitalismo dependiente, asuman el compromiso de su propia liberación, impulsando la agudización de las contradicciones en el seno de sus propias sociedades, de manera que la clase obrera, una vez que su conciencia social sea determinada por su ser social, pueda instaurar la dictadura del proletariado y hacer realidad la liberación de todas las potencias del hombre nuevo socialista.
En Venezuela, ya se ha dado este proceso de consolidación de la conciencia de clase de la clase obrera. Nuestro país lidera desde hace 15 años, un proceso internacionalista guiado por el paradigma que propende a la unificación en una pieza monolítica, del pueblo, con el partido y el estado. Gracias a una acertada estrategia política implementada con direccionalidad, ya en nuestro país es una realidad que el partido en el poder del estado, es la encarnación organizada del pueblo. Ya no existe pueblo fuera del PSUV, ni PSUV fuera del estado. El pueblo es el estado y el estado es el partido.
Sin embargo, una minoría de extranjeros nacidos en el país y que por lo tanto, no son pueblo, pretende crear la ilusión de que en Venezuela existe una inadecuada planificación de todos los aspectos de la vida del venezolano. Difunden cifras falsas sobre el desarrollo económico, acaparan y ocultan productos para simular escasez, mienten sobre supuestos atentados a la libertad de expresión y de información, intentan crear sospechas sobre la igualdad de condiciones en los procesos electorales alimentando fantasías de fraude y difunden mentiras descaradas sobre la conculcación de las libertades políticas.
Esta minoría, que escasamente llega al 49% de la población, que no pertenece al partido, y que por lo tanto, no es pueblo, ha decidido una vez más recurrir al expediente de la violencia para intentar derrocar al Socialismo del Siglo XXI, de la hegemonía latinoamericana. Violentas manifestaciones y guarimbas durante el mes de Marzo han creado una crisis en la sociedad socialista venezolana, hasta entonces habituada a disfrutar de la paz y normalidad tan duramente construida por pensadores pacifistas nuestros como Lina Ron, Mario Silva, Alberto Nolia, Iris Varela y Pedro Carreño. La Crisis de Marzo, por tanto, tuvo un origen artificial, diseñado en laboratorios de agitación y propaganda de esos grupitos foquistas e insignificantes.
La verdadera crisis se desarrolló cuando el pueblo en armas, que se organiza en la Fuerza Armada Nacional, comenzó a responder de una forma inadecuada y subida de tono a las brutales agresiones recibidas de parte de los desestabilizadores. Ciertamente, los muchachos y las muchachas de la Guardia Nacional, el Ejército, la Aviación, la Policía Nacional Bolivariana y el Servicio Bolivariano de Inteligencia, tal vez se extralimitaron un poco en el ejercicio de sus funciones, lo cual fue cínicamente aprovechado por los focos insurgentes para crear la ilusión de un estado de violación de los derechos humanos, por parte del socialismo venezolano.
Solo un análisis político y sociológico más profundo, puede explicar el comportamiento atípico de nuestros muchachos armados, el cual, en aras de la autocrítica constructiva, es necesario admitir. Tal como sabemos que la infraestructura determina la superestructura, así mismo sabemos que el verdadero determinante del comportamiento desconsiderado de nuestros efectivos durante la represión de los disturbios, fue el resentimiento causado por prejuicios antimilitaristas y raciales de los cuales han sido objeto.
En efecto, la milicia completa se encuentra molesta y predispuesta, en un estado de permanente mal humor e irritabilidad que los puede llevar a responder de mala manera, desde que un movimiento interno en el PSUV denominado “Supremacía Mestiza”, impidió que su miembro más connotado, el Teniente Diosdado Cabello, ocupara el cargo vacante de Comandante en Jefe, luego de que su ocupante anterior, Hugo Chávez, fuese ascendido a Comandante Eterno.
A pesar de que el Teniente Cabello por su liderazgo, don de mando, cualidades gerenciales y carisma ante las cámaras, lucía como el heredero natural de la Primera Magistratura, Aristóbulo Istúriz, Nohelí Pocaterra y Nicia Maldonado, principales dirigentes de “Supremacía Mestiza”, convencieron a Fidel Castro, de que el ícono de la revolución latinoamericana no podía ser alguien de aspecto eurocéntrico. Cabello, no solamente es de cabello claro, lo cual lo aleja de los rasgos afrodescendientes, sino que además tiene los ojos verde militar, con lo cual se aleja bastante del aspecto de un poblador originario o de un zambo, de hecho, nisiquiera se aproxima a un mulato. Por estas razones, estrictamente racistas, Aristóbulo consideró que un catire de ojos verdes está muy bien para bailar como streeper o para actuar como modelo de medias Cha Cha Cha, pero nunca puede representar la insurgencia de la américa mestiza contra la planta insolente del extranjero. Esta es la razón fundamental por la cual Fidel Castro decidió asignarle la Presidencia a Nicolás Maduro, que está más cercano a un mulato muy lavado y no a Cabello, al cual, a modo de compensación, le asignó el mando supremo y clandestino de la Fuerza Armada Nacional y del conglomerado empresarial del partido. Esta es una de las razones fundamentales del resentimiento y mal humor de los efectivos castrenses revolucionarios que sienten que el menosprecio del mejor de los suyos por razones raciales, es un menosprecio personal. Tal situación percibida como injusta en el seno de la milicia, es la fuente de un permanente estrés e incomodidad, que determina el comportamiento comprensiblemente grosero de las tropas, en su enfrentamiento de la revuelta artificial.
A estas condiciones infraestructurales, que forman parte de las relaciones de producción de la milicia, por cuanto se dan durante el despliegue de su fuerza de trabajo, se agregan los prejuicios contra los hombres de armas estimulados principalmente por Nicia Maldonado, como pobladora originaria y feminista socialista. La destacada miembra de “Supremacía Mestiza” es portavoz de la tesis de que, a excepción del Comandante Eterno, ningún soldado mortal puede ser Presidente, esencialmente por su condición de promiscuidad e infidelidad conyugal, competencia que es parte de su formación desde que ingresa a la institución armada. Maldonado recuerda que incluso los soldados rasos de la recluta en Conejo Blanco, son instigados por sus superiores a no llevar la misma novia a las plazas públicas los días de permiso, sino a tener varias de ellas, así sientan preferencia por una sola plaza. Igualmente, plantea la dirigente, que todo soldado es coaccionado para tener las fotos de sus múltiples conquistas, visibles para sus superiores y compañeros de armas.
Para “Supremacía Mestiza”, la promiscuidad propia del soldado, es un factor de riesgo para el adecuado desempeño de la primera magistratura, ya que infiltradas enemigas pueden tener acceso a secretos de estado en el lecho, que luego pasan a los adversarios de la revolución. Maldonado recuerda el conocido caso de los datos clasificados que se intercambiaban entre las alcobas de Fidel y Kennedy, a través del correaje de Marilyn Monroe, situación que le costó la vida a la actriz. Siendo Cabello un soldado, su sobreentendida promiscuidad se constituyó en otro elemento que impidió su acceso a la conducción del internacionalismo socialista, responsabilidad que se consideró mucho más segura en manos de un civil que ha demostrado devoción y fidelidad hacia su esposa. Con Maduro en el poder de Miraflores, es poco probable, por ejemplo, que la información sobre los verdaderos ingresos de PDVSA, pase a ser del conocimiento de Pepe Toro Hardy o Luis Giusti, por boca de Mimí Lazo.
En su momento, una comisión de alto nivel del sector castrense conformada por Jorge Luis García Carneiro, Orlando Maniglia, Jesse Chacón, Francisco Arias Cárdenas y el mismo Diosdado Cabello, intentó explicarle a sus compañeros de tolda defensores de la pureza racial, las razones de la promoción de la promiscuidad en los cuarteles y sus desconocidas desventajas. García Carneiro les explicó que la permanente cercanía de la muerte con la que tiene que convivir un soldado, que no puede anticipar el momento en que debe dejar la vida combatiendo contra el enemigo para defender la patria, le genera un estado de zozobra y angustia existencial de tal magnitud, que lo mantiene en permanente alerta y sobreexcitación.
Este contínuo estrés y nostalgia por abandonar la vida de improviso, solo puede ser amainado a través de la descarga de la energía libidinal liberada a través del acto amatorio. Por esta razón, a medida que aumentan las amenazas del imperio a la integridad de nuestro territorio y contra la supervivencia del socialismo, la necesidad de descarga de la angustia de muerte del combatiente, se incrementa de manera insoportable. Esa es la razón por la cual, no es suficiente para un hombre de armas, una sola pareja que lo lleva rápidamente al aburrimiento y le impide disminuir su angustia. El soldado necesita muchas y variadas alternativas que le permitan sobrellevar la carga fatal que le impone la patria.
Según García Carneiro, esta situación, normalmente incomprendida por las mentes prejuiciosas delimitadoras de cualquier nacimiento, genera consecuencias dolorosas para los defensores de la patria. La proliferación de parejas hacia la cual se ve empujado para disminuir su angustia, termina generando una situación en la cual el soldado no puede satisfacerlas a todas de manera adecuada por lo cual termina convirtiéndose en un cornudo o más precisamente en un multicornudo. No solamente el defensor de la patria debe soportar la infidelidad de sus múltiples parejas, sino que además debe consentirla ya que no puede prescindir de ellas so pena de ser víctima de la insoportable angustia. Esto termina convirtiéndolo además de cornudo, en cabrón ante la imposibilidad de modificar la situación.
Para los miembros de “Supremacía Mestiza”, las explicaciones del sector castrense lejos de convencerlos sobre lo apropiado de confiarle la conducción del proceso revolucionario a Cabello, reafirmaron sus sospechas de que la agudización de las contradicciones para el advenimiento del hombre nuevo, no puede estar en manos de unos venados y cabrones.
Estos prejuicios raciales y antimilitaristas contra la figura de Cabello, son la verdadera causa del malestar y la predisposición con la que los efectivos militares han tenido que salir a contener los focos de violencia contrarevolucionaria, llegando a cometer comprensibles errores en la aplicación de la fuerza, movidos por el resentimiento además de su natural angustia de muerte. Sin embargo, los intentos de la minoría foquista del país, no lograrán romper la unidad monolítica de la MUD, el PSUV, el Estado y el pueblo, contra las pretensiones desestabilizadoras del no pueblo.