Culturales

CLAUSURA DEL VII FORO INTERNACIONAL

DE FILOSOFÍA DE VENEZUELA

EL PODER COMO CRITERIO DE VERDAD: CONSTRUYENDO LA PAZ PERPETUA
Por: Desiree Santos Amaral | Caracas Occidental, 29 de Octubre, 2014

La noche de este martes concluyó el VII Foro Internacional de Filosofía de Venezuela, realizado en la Sala Ríos Reyna del Ateneo de Caracas, que contó con la participación de destacados invitados internacionales de la talla de Fernando Buen Abad, Eduardo Galeano, Marta Harnecker y Alfredo Peña, así como de figuras del pensamiento venezolano como Heinz Dietrich, Margarita López Maya, Haiman El Trudi, Eustoquio Contreras, Rafael Uzcátegui y Jorge Urosa Savino.

Iván Padilla, Coordinador del evento, recordó que la realización de este foro estaba prevista para el mes de septiembre del año pasado, pero debido a una conspiración de la burguesía internacional y de las líneas aéreas, tuvo que ser suspendido hasta el 12 de febrero de este año, cuando finalmente pudo darse inicio a las deliberaciones sobre las tendencias filosóficas latinoamericanas más recientes. Las ponencias y el desarrollo de los debates, serán publicados por la Editorial El Perro y la Rana en cinco tomos que ya se encuentran en fase de impresión, para preservar y difundir “este esfuerzo muy acabado del pensamiento filosófico latinoamericano” en palabras de su organizador.

Entre los aportes más relevantes del foro, se encuentra la reflexión rigurosa realizada por los ponentes sobre la vigencia de la verdad como categoría pertinente para el abordaje de la posmodernidad y la búsqueda de la paz perpetua. Al respecto, Heinz Dietrich, una de las mentes más lúcidas de Latinoamérica, planteó que los antiguos esquemas que postulaban criterios de verdad basados en la coherencia de los argumentos, en la correspondencia de los enunciados con los hechos o en el consenso entre quienes formulan los enunciados, han demostrado su inadecuación para el ejercicio de una praxis orientada hacia el establecimiento y mantenimiento de la paz.

Expuso Dietrich que “la imposibilidad instrumental para determinar la coherencia del discurso y verificar su correspondencia con los hechos, imposibilita la asignación de un valor de verdad a las proposiciones con relevancia para la vida concreta de las personas”. El consenso, en su opinión, “es el criterio más débil por cuanto facilita la atribución de una cualidad verdadera a falsedades ampliamente compartidas”. De allí que tales criterios han sido la fuente de irreconciliables posturas que frecuentemente derivan en conflictos de grave importancia.

Para Dietrich, estas limitaciones pueden ser superadas asumiendo la perspectiva de que “el poder de quien enuncia determina el valor de verdad del enunciado”. De tal suerte, el discurso de un actor poderoso, indefectiblemente será verdadero, no así el de un actor sin capacidad para incidir en las condiciones del otro, cuyos argumentos necesariamente serán falsos. Asumir que el poder es la verdad, minimiza la posibilidad de desacuerdos en el ejercicio de la libertad dialogante y el advenimiento de conflictos innecesarios contribuyendo así, de manera irrefutable, a la construcción de una paz duradera.

Los planteamientos de Dietrich, fueron acogidos sin discrepancia alguna por el resto de los participantes en el foro, en una clara prueba de su tesis, lo cual permitió el desarrollo de las conversaciones sin debates estériles y huecas redundancias, a excepción de la voz discordante de Haiman El Troudi. Para este conocido exponente del pensamiento planificador venezolano, los planteamientos de Dietrich, en última instancia, derivan en una apología del autoritarismo a pesar de la pertinencia de su forma, constituyéndose en una justificación de las ideologías de izquierda y de derecha que se valen de la fuerza para imponer su voluntad.

El señalamiento de El Troudi, fue recogido por el Cardenal Jorge Urosa, quien refutó su postura, fundamentándose en la doctrina de la iglesia. Para el Arzobispo de Caracas actitudes como la de El Troudi, no contribuyen a generar un clima de concordia, recogimiento y reconciliación entre los venezolanos que tanta falta nos hace. Igualmente, señaló que son mayores las coincidencias que las divergencias entre la misión pastoral de la Iglesia y las prácticas de las “mal llamadas ideologías autoritarias de izquierda, lo cual es una evidencia de que la apuesta por el poder está cerca de la gloria del señor”. Para la máxima autoridad eclesiástica del país, los sistemas autoritarios de derecha, en cambio, están más cerca de la perniciosa influencia de Satanás.

Mas coincidencias que divergencias observa Urosa entre el comunismo y la fé

Detalló el Arzobispo que la estructura jerárquica y la cualidad transnacional de la corporación eclesiástica, es el primer rasgo que comparte con las corporaciones multinacionales que promueven la internacionalización del socialismo o el comunismo según convenga. Un poder central de alcance global, como el Vaticano o la Primera Internacional Socialista, es el norte compartido de las multinacionales de la fé y la revolución.

El segundo punto de encuentro y acercamiento entre la fé y la revolución, es la tradición que prescribe explícitamente lo que se ha de pensar, sentir y hacer en el seno del partido y de la iglesia. La palabra de Dios recogida en los textos sagrados, define estos elementos de manera expresa, eliminando así desviaciones perniciosas que puedan generar protestantismo, división y desencuentro. De igual forma, las palabras de Marx, Lenín, Stalin, Trotsky y Mao, recogidas en los textos esenciales, definen con claridad la forma de concebir el mundo y la vida que debe seguirse para alcanzar la paz perpetua de la sociedad sin clases, señalando además la necesidad de mantenerse alejados de perniciosos revisionismos.

El tercer punto de unión y concordia entre fé y revolución, aunque no el último, es la definición del pobre como prioridad de las acciones tácticas y operativas para el crecimiento y fortalecimiento de ambas instituciones. El tratamiento adecuado del pobre es el objetivo corporativo que le proporciona su razón de ser a la Iglesia, por cuanto la necesidad permanente de caridad del desposeído, debido a su situación de minusvalía, justifica la acción pastoral y asistencialista que mejore sus condiciones materiales de vida y lo acerque a la superación espiritual, mientras se produce su incorporación definitiva a la salvación de su alma, en la otra vida. Este propósito es claramente compartido con los objetivos políticos de la revolución, la cual se fundamenta en la urgente necesidad de repartir dádivas a los ciudadanos de escasos recursos a cambio de su cooperación convencida con la construcción de una futura sociedad sin la explotación del hombre por el hombre. El cielo es como la sociedad sin clases, es un estado de cosas no del presente, sino demorado, ciertamente, muy demorado, pero que con toda certeza llegará en el futuro, y en tales condiciones, el hombre será definitivamente feliz.

Por último, el Cardenal reiteró su opinión, ya expresada con ocasión de la misa de este domingo al Dr. José Gregorio Hernández, de que en aquellos casos en que el ejercicio mismo del poder amerite la restricción de la libertad de los disidentes, es innecesario violar sus derechos humanos, los cuales deben ser respetados durante y después de la detención. El ejercicio del poder debe hacerse de forma ética y siempre orientado hacia la preservación de la paz y la unión, excluyendo la violencia innecesaria.

Eduardo Galeano, ante la claridad, coherencia y contundencia de los argumentos de Urosa, propuso definir al poder no solo como criterio de verdad, sino también como criterio de bondad, es decir, como criterio moral. Todo aquello que contribuya al acceso y preservación del poder, es bueno y por tanto deseable. Lopez Maya, por su parte, propuso que también se le tomara como criterio de belleza, es decir, como criterio estético que separe lo feo de lo bonito. Estos aportes a la complejidad de la reflexión, no recibieron oposición alguna.

La pronta publicación del desarrollo completo de estos debates, sin duda, representará una contribución invaluable para la comprensión del Siglo XXI Latinoamericano, su alejamiento de los superados valores de la modernidad y su ingreso en una actitud posmoderna mucho más abierta a la incertidumbre y el relativismo. Con la realización de este VII FORO INTERNACIONAL DE FILOSOFÍA, Venezuela se gana su lugar como centro mundial de reflexión y generación de conocimiento comprometido.

 


El poder como criterio de verdad: construyendo la Paz Perpetua.


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